Explorando el nuevo paisaje sonoro (1976)
martes, 22 de noviembre de 2011
Courier (revista de la Unesco) Noviembre 1976 (año 29)
Tomado de”Explorando nuevos paisajes sonoros” Por R. Murray Schafer
La exploración científica de nuestro ambiente acústico acaba de comenzar. El ruido y el sonido son sin duda parte de nuestras vidas como lo son las formas y el color, aunque nuestro mundo moderno de sonidos es bastante diferente al de nuestros antepasados.
La mayoría de norteamericanos y europeos todavía cree que los ojos son los receptores de información mas importantes. He escuchado psicólogos decir que el 80% de nuestra información vital es obtenida por estos receptores. Muy pocas persona consideraron que esto tal vez no fue cierto en el pasado y que tal vez no sea cierto en el futuro, y que tal vez ni siquiera sea cierto en el presente para mucha de la población mundial.
Se cree que la dependencia de la vista como el medio recolector y ordenador de la información ambiental esta relacionada directamente a la alfabetización y por lo tanto un habito aprendido por los occidentales tan antiguo como la civilización griega, pero mientras occidente comienza su etapa post-alfabetizada, el oído regresara como sentido primario, como todavía lo es en otras partes del mundo.
El hecho que el mundo occidental tenga un problema de contaminación acústica y que el número de gente consciente de ello es un signo claro que hemos llegado a un punto de quiebre.

De eso se trata el World Soundscape Project. Se pueden estudiar ambientes salvajes o villas pequeñas en Europa, que suelen ser más calladas que las ciudades modernas, pero no se debe a que haya falta de vida, sino de que el sonido tiene un ciclo, sea lo que lo produzca, sabe cuando “gritar” o callarse. Diferentes especies de insectos, animales y pájaros se complementan unos a otros diariamente y en cada estación con ritmos sincronizados.
La transición de vida rural a urbana se caracteriza generalmente de pasar del paisaje sonoro “hi- fi” (puro, sin ruido ni energía mal utilizada) a “lo-fi”. El paisaje sonoro “lo-fi”, donde la información acústica esta en conflicto y esconde los sonidos que necesitamos escuchar.
Las radios no migran en invierno, los bulldozers no hibernan y el tráfico no duerme. Todo opera en simultáneo y para que algún sonido en particular llame nuestra atención tiene que estar a un volumen monstruoso. En un paisaje sonoro rural también se puede diferencia un horizonte acústico, con el cual se puede incluso calcular la distancia del emisor de dicho sonido.
El espacio acústico no es visual ni físico, no puede ser apropiado ni delimitado. Es un espacio compartido de donde todos recibimos señales vitales.
El sentimiento hacia el silencio se ha vuelto negativo con forme ha avanzado el tiempo en el mundo moderno. Quiere decir que sus cualidades irán desapareciendo del planeta o que deberíamos re evaluar nuestra actitud hacia el silencio.
Los sonidos más continuos y ruidosos son los de la tecnología moderna, controlara sería el primer paso para recuperar el balance. No se trata de pasarles toda la responsabilidad a los ingenieros acústicos (que muchas veces son parte del problema) sino compartir la responsabilidad con todos los afectados. Rediseñar el paisaje sonoro del mundo? Aunque suena ambicioso ya se está haciendo, pero de una manera avara: algunas veces la “música de fondo” sirve como aislante para que los trabajadores produzcan más y los consumidores compren más. Ejemplos como estos hay muchos, pero lo importante es rediseñar el sonido de forma que la polución acústica sea menor y aprender cuando es momento de generar sonido y cuando no.
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